La evaluación es un concepto que trasciende los límites de la escuela y del sistema educativo. Sin embargo, es en la institución educativa donde se instalan las bases de las construcciones simbólicas acerca de ella. Por esta razón, es muy importante analizar cómo, cuándo, por qué y a través de qué técnicas se utiliza la evaluación en la escuela.
Desde el año 2003, el Ministerio de Educación comenzó a introducir de manera paulatina una propuesta de evaluación en el aula consistente con los aprendizajes promovidos por el nuevo currículum y que, además, contribuyera al logro de mejores aprendizajes en las y los estudiantes. En el año 2018 esta iniciativa se enriqueció con la actual “Política para el Fortalecimiento de la Evaluación en Aula”, la que busca impulsar el fortalecimiento de la evaluación que realizan docentes a través de la puesta en práctica de dos ideas, en primer lugar, mayor uso formativo de la evaluación, incorporada cada vez más en procesos de enseñanza-aprendizaje. En segundo lugar, la realización de mejor evaluación sumativa, tanto en diseño como en uso, para motivar y promover los aprendizajes.
Así, a través de la consideración de las diferencias individuales; estableciendo criterios previos considerando los objetivos curriculares y teniendo como parámetros los niveles de logro, se pretende reconocer los tipos de acompañamiento y mediaciones que requieren las y los estudiantes. De esta manera el concepto de Evaluación para el Aprendizaje es un concepto amplio, cuyo centro es el acopio de información acerca del proceso de aprendizaje de las y los estudiantes, para estimular y orientar sus progresos, al mismo tiempo que revisar los procesos de enseñanza para su adecuación y reformulación.
A pesar de haber transcurrido muchos años desde la introducción de este concepto y sus respectivos dispositivos, en la actualidad aún se llevan a cabo prácticas que no van en la dirección de este concepto de evaluación. En las rutinas de evaluación, por ejemplo, de los diferentes niveles educativos, están presentes las tradicionales pruebas como la mejor fórmula de comprobar si las y los estudiantes han aprendido y cómo única fórmula de justificar las calificaciones.
Asumir la evaluación como un proceso integral e integrador que, además, contribuya a la formación y que esté en continuo mejoramiento implica la transformación real de los esquemas rígidos y tradicionales, tanto de enseñanza como de evaluación. Asimismo, obliga a realizar un trabajo en equipo y el ejercicio permanente de la reflexión.
Principales objetivos
- Conocer y comprender las implicancias de la concepción de Evaluación para el aprendizaje.
- Conocer criterios e instrumentos para la Evaluación de acuerdo con esta concepción.
- Conocer y analizar el uso y comunicación de resultados de la evaluación.
- Analizar y Reflexionar sobre los procesos evaluativos que se implementan en las escuelas en la actualidad.
- Desarrollar propuestas para la transformación de las prácticas evaluativa.
Valor diferenciador del curso
Se espera que, a través de este curso, las y los estudiantes consigan diseñar, implementar y liderar acciones evaluativas que incorporan de manera metódica y sistemática, la reflexión docente sobre la base del registro y el acopio de evidencias de su quehacer profesional, con el propósito de avanzar hacia el mejoramiento continuo de la propia práctica orientada al logro de los aprendizajes y el desarrollo integral de las y los estudiantes de tu establecimiento.
Asimismo, podrán seleccionar, utilizar y administrar información relevante, generando estrategias evaluativas eficaces que aseguren intervenciones de calidad para impactar en los aprendizajes de sus estudiantes.